El documental “Sansón and Me” (Sansón y yo) está tan lleno de buena cinematografía como de terribles realidades. Por una lado las imágenes, el sonido y los efectos cautivan, pero por el otro la triste historia de Sansón te hace pensar en muchas historias tristes de otros jóvenes inmigrantes que terminan en prisiones de los Estados Unidos.

Sansón and Me fue dirigido por Rodrigo Reyes, quien además sale en la película, que dura una hora con veintitrés minutos.
Sansón va a la cárcel a los 19 años y le dan una sentencia de por vida después de haber sido declarado culpable por la muerte de dos personas a balazos; pero una vez te enteras de los detalles, te preguntas si le faltó tener un buen abogado defensor, o defenderse mejor —porque Sansón no fue el que apretó el gatillo.
Durante su juicio, Sansón conoce a Rodrigo Reyes, quien funge como su intérprete. Rodrigo, además, es cineasta. Se pasan diez años en producir el documental “Sansón y yo,” que cuenta y recrea la vida del joven empezando desde su niñez en Tecomán, Colima, Mexico para terminar en prisiones de California.
Es una historia muy bien contada, filmada en Estados Unidos y en Mexico, donde el director también es protagonista y a ratos, pudiera parecer que él cuenta de más.
Para mí, el tema principal es lo desamparados que quedan los niños en México cuando sus padres mueren, y cómo el resto de la familia se desliga de su responsabilidad y el amor a los menores. Es decir, como si proteger a niños sólo le corresponde a sus padres.
A estas fechas, Sansón es un hombre de 29 años en prisión. Su historia es una de infortunios, pero él no. Hay cierta entereza en él, cierta parte de su personalidad que, sin idealizar, te hace sentir empatía.
“Sansón and Me” quedó lista en el 2022, y ha estado en varios festivales de cine. Estrena el 3 de Marzo en Nueva York en el Brooklyn Academy of Music, y luego el documental será exhibido en Los Angeles, Washington, y otras ciudades. Es en español con subtítulos en inglés.
Aunque la intención del filme, según el director, no fue promover la libertad de Sansón, me pregunto si despertará interés en alguna persona u organización que decida apoyarle en alguna forma.
Aunque la historia es triste y nostálgica, no te deja con mal sabor. Al contrario, te hace sentir y pensar que la vida puede ser injusta para algunas, y que te preguntas si las lecciones que los humanos han decidido imponer en otros —como la cárcel de por vida, necesitan ser revisadas y actualizadas. A la vez, el documental puede enseñar más de una lección a los jóvenes, sean huérfanos o no, y a los adultos nos recuerda a no juzgar antes de conocer los detalles.
Recomiendo ampliamente este documental.
Lupita Franco Peimbert.