Hoy celebramos el Día de los Muertos, una tradición religiosa-popular en Latinoamérica, especialmente en México. La muerte es causa de preocupación para muchos, para el mexicano, en cambio, es símbolo de reverencia combinada con broma. El escritor Octavio Paz lo dijo muy bien: “Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente. Cierto, en su actitud hay quizá tanto miedo como en la de los otros; mas al menos no se esconde ni la esconde; la contempla cara a cara con impaciencia, desdén o ironía: “si me han de matar mañana, que me maten de una vez”.